Elegidos para llevar fruto
Durante la cena con sus discípulos, aquella última noche, antes de ser llevado a juicio y luego ser crucificado, Jesús abrió su corazón y compartió con ellos promesas, anhelos personales, mandatos y nuevos desafíos para sus vidas. Fue así que les dijo:
“Ustedes no me eligieron a mí. Más bien, yo los elegí a ustedes, y los he puesto para que vayan y lleven fruto, y su fruto permanezca; para que todo lo que pidan al Padre en mi nombre, él se lo conceda.” (Juan 15:16)
Estas palabras siguen resonando con la misma vigencia en nuestros días. Dios nos ha elegido con un propósito.
A veces pensamos que nosotros hemos ‘elegido’ o ‘decidido’ colaborar con el ministerio de la Iglesia y servir a Dios, y que Él debería reconocer y recompensar nuestra tarea. No es así.
El texto de Juan deja bien en claro que el Señor ha tomado la iniciativa y ha elegido a cada uno de sus hijos, llamándonos a vivir con un propósito definido: llevar fruto.
No es una opción que pueda aceptar o rechazar. No depende de mis ganas o de mi humor. Dios espera que cada uno de nosotros lleve fruto, sea en calidad de vida, obedeciendo a sus mandatos, reflejando su poder que actúa en nosotros.
Fruto en actitud y compromiso de servicio, poniendo en acción el o los dones que Él nos ha dado, y así ser de bendición a otros.
El llamado del Señor incluye, además del desafío de la multiplicación del fruto, la responsabilidad de cuidar que dicho fruto permanezca. Es decir cuidar que lo que Dios ha puesto en nuestras manos no se pierda, sino que su propósito se cumpla fielmente en todo.
Para este año 2016 la Iglesia Nueva Vida ha decidido cambios que nos ayuden a alcanzar aquellos frutos que Dios espera de nosotros. Cambios que también propicien cuidar que dicho fruto permanezca.
Te invitamos a ser parte de este hermoso desafío para el cual El Señor nos ha elegido. Llevar fruto.
Pastor Walter Romanenghi
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