Una iglesia protagonista

Por Julio Agüero

Mensaje del encuentro familiar del Domingo 12 de Julio del 2015

Dios ve que su pueblo era idólatra. Habían invalidado el pacto de Dios pero su amor hacia el pueblo era mayor por lo que estableció un nuevo pacto (del cual hablo Dios a Jeremías).

Jesús es el cumplimiento del Nuevo Pacto. Jesús vino al mundo, creció y llegado el momento temeroso se encontró en el monte de Getsemaní doblando sus rodillas orando al Padre, si es posible que pase de mí esta copa pero que no se haga lo que yo quiero sino lo que tú quieres. Luego, entrego su vida.

La iglesia es el cuerpo de Jesucristo formado por todos los que le han creído en Cristo por medio de quien fuimos reconciliados y hechos hijos de Dios. Nada ha sido por obra nuestra sino por la gracia de Dios. Si fuera por nuestras obras en vano sería la obra de Cristo. Isaías reconoció su miseria y su condición de pecador.

Jesús murió por todos para que por medio de su sangre pudiésemos heredar la salvación y la vida eterna.

Dios tiene un propósito para cada uno de nosotros pero también tiene un propósito para la Iglesia. El quiere que todos seamos UNO. La misión de la Iglesia la debemos cumplir en unidad, amor y gozo.

Al estar unidos al Cuerpo de Cristo tenemos que reconocer que el propósito que Dios tiene para nuestra vida no se puede disociar con el propósito de la Iglesia porque todos formamos parte de ella.

El propósito de la iglesia es “Id y haced discípulos en todas las naciones….” Mateo 28:19-20 Dios tiene a su Iglesia para ser protagonista y no espectadora. El quiere que todo el mundo conozca de su amor.

Dios no quiere que nadie se pierda sino que todos procedan al arrepentimiento. Dios no ha abandonado el mundo, Dios ama al mundo. Dios mira con dolor como los hombres están perdidos y errantes en sus propios caminos. Dios espera que su Iglesia lleve las Buenas Nuevas de Salvación. ¿Cómo oirán sino hay quien les predique?

Somos pueblo de Dios escogido, adquirido por El para anunciar las virtudes de Aquel que nos llamo a su luz admirable.

Dios nos ha puesto como luminares al mundo. Que en nuestra ciudad, en nuestro hogar seamos luminares. Que su Palabra este grabada en nuestros corazones y sea quien nos guie.

Salgamos afuera para llevar el amor de Cristo. El mundo necesita a Cristo.

Las intenciones del hombre pueden ser buenas pero cuando Dios hace la obra es distinto.

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¡Anhelamos que Dios lo bendiga grandemente a través de este audio!

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