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Vivir para la Gloria de Dios

Katherine Pitra

En lo cotidiano de la vida, muchas veces hacemos las cosas solo por cumplir, o con la intención de demostrar a los demás —o incluso a nosotros mismos— de qué somos capaces.
Sin darnos cuenta, terminamos alimentando nuestro ego y buscando los aplausos de la gente, como si la gloria nos perteneciera.
Pero como cristianos, debemos recordar que toda nuestra vida debe glorificar a Dios. Él es quien nos da las fuerzas, las capacidades y las oportunidades.
La carta a los Romanos nos enseña:
“Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. Ésta es la verdadera adoración.” (Romanos 12:1)
Nuestro Padre celestial envió a su Hijo para mostrarnos cómo debemos vivir: con humildad, obediencia y amor.
Jesús nos enseñó a no buscar recompensas terrenales, sino a confiar en que Dios ve nuestro corazón y recompensa en su tiempo perfecto. (Mateo 6:1-4)
El Salmo 37:5-6 nos recuerda:
“Encomienda al Señor tu camino; confía en Él, y Él actuará. Hará que tu justicia resplandezca como la luz, y tu derecho como el mediodía.”
Dios no nos deja solos. Él nos acompaña en cada paso, guiándonos cuando decidimos confiar plenamente en Él.
Como dice Proverbios 3:5-6:
“Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus veredas.”
Aprendamos a encomendar nuestro camino al Señor, y no confiar en nosotros mismos.
Oremos buscando Su guía y reconociendo Su dirección. Y así, poder vivir para la gloria de Dios.