22 agosto, 2024 | Iglesia Nueva Vida ←Volver a Devocionales Relacionándonos con el Padre Pedro Cavazza La oración es nuestra forma de conexión más directa con Dios, y tiene un sin fin de utilidades en el crecimiento y desarrollo de nuestra vida como cristianos. La oración suele ser definida como “hablar con Dios”, y esto implica que mientras mejor sea la relación, más nos vamos a conocer y, por ende, nuestra oración se enriquece aún más. En una conversación con otras personas, mientras más se conocen entre ellos, van a tener mejores conversaciones y/o más profundas. En nuestro caso con Dios, tenemos a un Dios que nos conoce de arriba abajo, e incluso mejor que nosotros mismos. Y, si le sumamos que Dios nos ama con amor inagotable, te aseguro que “se muere” por pasar, aunque sea un rato, con vos. En la iglesia, en las distintas reuniones, podemos disfrutar de la palabra que se predica en ese momento. Sería como el equivalente a juntarnos con unos amigos en una ronda, charlando, y estando Dios entre nosotros. En ese caso voy a conocer algunas cosas sobre Dios, y luego me vuelvo a casa sin volver a saber nada hasta la próxima reunión. Pero, si yo lo invito a Dios a juntarnos a solas y charlar un rato de forma diaria, puedo tener la porción de mensaje de la iglesia, y además un espacio donde conocer más a Dios, entregarle todo, y Él se encarga de forjar nuestra identidad. Romanos 8:26-28 nos dice: “Además, el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra debilidad. Por ejemplo, nosotros no sabemos qué quiere Dios que le pidamos en oración, pero el Espíritu Santo ora por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y el Padre, quien conoce cada corazón, sabe lo que el Espíritu dice, porque el Espíritu intercede por nosotros, los creyentes, en armonía con la voluntad de Dios. Y sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para ellos.” Hay ocasiones en las que los cristianos nos la pasamos orando por un tema en particular y pareciera que Dios no nos escucha, o no entendemos, o no nos gusta la respuesta de Dios. Pero tenemos esta garantía: que los planes de Dios van a ser de bien para los que lo aman y que hay un propósito detrás de esa petición. En mi caso personal, yo tengo un problema en la piel. Y ese problema era algo que siempre lo tenía en mis oraciones. A veces con mucha fe, y otras veces con menos. Hasta que un día entendí, de parte de Dios, que había un propósito en esto: Me di cuenta que este problema había desarrollado en mí un hábito con respecto a la oración. Hoy en día estoy con un tratamiento médico, y con la fe en que todo va a mejorar. “Porque yo sé los planes que tengo acerca de ustedes, dice el SEÑOR, planes de bienestar y no de mal, para darles porvenir y esperanza. Entonces me invocarán. Vendrán y orarán a mí, y yo los escucharé. Me buscarán y me hallarán, porque me buscarán con todo su corazón.” (Jeremías 29:11-13) Te invito a que no pierdas la oportunidad de compartir tiempo de oración con Dios, y con los hermanos, para relacionarnos cada vez más con Él.