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Que lo sagrado no se vuelva común

Elba E. Molina

“El joven Samuel ministraba a Jehová en presencia de Elí y la Palabra de Jehová escaseaba en aquellos días; no había visión con frecuencia.” (1 Samuel 3:1)

Pronto se reanudará el servicio en los diferentes Ministerios de la Congregación, esto me llevó a meditar ¿cuál es la motivación, que me impulsa a servir al Señor en este 2024?

¿Será que tengo talento para hacerlo? ¿por costumbre? ¿porque estoy con quién me siento bien? …. ¿O porque amo a Dios y su Presencia me impulsa a servirle?

En el Antiguo Testamento, la presencia de Dios era la que movía a los profetas a llevar órdenes o advertencia al pueblo de Dios.

En 1 Samuel 3:1 dice: que Samuel siendo jovencito ministraba a Jehová en el Templo en presencia de Elí (Sacerdote).

Samuel “aprendió” a ministrar a Jehová, pero aún “no conocía” a Jehová. Su servicio en el templo sólo era “costumbre”.

Por otra parte, la Presencia de Jehová en Elí se estaba apagando, sigue diciendo el texto bíblico “Y no había visión con frecuencia”. Para Samuel fue un tiempo de actividad en el Templo sin revelación de Dios… Hasta que una noche Dios llamó a Samuel varias veces (1 Samuel 3:8) la última vez ya instruido por Elí, Samuel respondió: “Habla Jehová, porque tu siervo oye” desde esa noche hasta el final de sus días Samuel fue lleno de la Presencia de Jehová, y lo sirvió con entendimiento y temor (1 Samuel 3: 19-20). Y todo Israel supo que había profeta fiel y lleno del Espíritu de Jehová.

Sólo la Presencia de Dios en nuestras vidas nos revela el lugar correcto para servir en la Iglesia.

Un Pastor muy conocido en sus prédicas dominicales suele usar esta frase: “Que lo sagrado no se vuelva común” Si el Espíritu Santo me está indicando dónde debo servir, seguramente seremos de bendición. Separemos el tiempo y las fuerzas para hacerlo de todo corazón, y no quedar a mitad de camino.

Si el llamado es verdaderamente de Dios, Él nos sostendrá y nos dará de su creatividad…”No permitamos que lo sagrado se vuelva común”

Y así como Samuel escuchó la voz de Jehová, nosotros un día escucharemos esa voz tan anhelada diciéndonos: “Bien, siervo bueno y fiel, sobre poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor” (Mateo 25:21)