15 mayo, 2025 | Iglesia Nueva Vida ←Volver a Devocionales Morir para vivir: paradoja del Reino Milca Mansilla Les digo la verdad, el grano de trigo, a menos que sea sembrado en la tierra y muera, queda solo. Sin embargo, su muerte producirá muchos granos nuevos, una abundante cosecha de nuevas vidas. Los que aman su vida en este mundo la perderán. Los que no le dan importancia a su vida en este mundo la conservarán por toda la eternidad.” Juan 12:24-25 (NTV) La semilla da lugar a una nueva planta y es fundamental para el ciclo de la vida de esta. Su muerte marca el inicio de un proceso de transformación. A menos que la semilla no caiga en tierra y muera, no va a producir fruto, tal como fue necesario que Cristo padeciera y muriera para que se manifestase el poder de su resurrección y pudiera llevar fruto.Podemos ver su sacrificio como la mayor expresión de amor hacia nosotros, sus hijos. A partir de su muerte hay vida. Él renunció a sus privilegios divinos, adoptó la humilde posición de un siervo.A no ser que como El estemos dispuestos a renunciar a nuestras posesiones, a arriesgar nuestra reputación, a sacrificar nuestra familia por su causa, no llevaremos fruto, sino que quedaremos solos. Renunciar nos lleva a dejar todo por Aquel que lo merece TODO, a tomar el arado, con la convicción de que El estará a nuestro lado en cada paso que demos. ¿A qué cosas nos cuesta renunciar? ¿Qué nos está impidiendo dar frutos?Sabemos que el Señor nos ha dado las herramientas para entregarle todo cada día, por eso debemos estar dispuesto a buscarlo diariamente en intimidad, oración y meditación en su Palabra. Él nos amó de tal manera que estuvo dispuesto a poner su vida por nosotros, soportó el camino a la cruz sostenido por el Espíritu en oración. Nosotros también tenemos la oración como la fuente de poder para permanecer en el camino que Dios trazó por medio de Cristo. (Juan 15,7) “Cuando nos entregamos a Dios, Él nos da la fuerza y la sabiduría para cumplir su voluntad” (Amy Carmichael) Cuando entendemos esta verdad de que la vida comienza con la muerte, aunque al mundo le cueste entenderlo, finalmente comprendemos que no hemos perdido nada, sino que lo hemos ganado todo.