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La vida me supera

Ivana Balastegui

En la vida hay circunstancias por las que sufrimos debido a nuestras propias decisiones, por las decisiones de otros o por voluntad de Dios. Hay batallas que peleamos que nos debilitan y dejan sin fuerzas. Realidades que vemos y nos duelen. Hay tantos motivos que nos pueden llevar a sentirnos tristes, angustiados, deprimidos, perdidos, agobiados, solos, abandonados como si nuestra vida no le importara a nadie. Estas realidades, pensamientos, sentimientos y emociones son comunes a todos los hombres incluso en los hijos de Dios. ¡Si, los hijos de Dios también! Elías, quien en cierto momento se sintió solo, tuvo miedo y pensó que su vida no valía para nada “… estaba tan triste que se quería morir. Le decía a Dios: «¡Dios, ya no aguanto más! Quítame la vida, pues no soy mejor que mis antepasados». 1 Reyes 19:4

Se siente como estar en una cueva donde no se vislumbra ni un mínimo haz de luz, sin salida. Estando allí comenzamos a pensar que esto que estamos viviendo nunca se acabará. Y surge una crisis de fe porque los problemas parecen más grandes que las promesas de Dios, y las heridas y el dolor vencen nuestra fe y matan nuestra esperanza.

Si bien todos de alguna u otra manera experimentamos estos “valles de sombra y de muerte” la diferencia está en atravesarlos solos, sin Dios, o con Dios a nuestro lado. Más allá de que muchas veces hay silencios o no podamos sentir su presencia lo real y esperanzador es que nunca estamos solos ni lo estaremos porque Dios es nuestro Padre. Es nuestro refugio y nuestra paz cuando sentimos que nuestro corazón desfallece. Son sus brazos los que nos levantan cuando no tenemos fuerzas. Es quien cambia nuestra tristeza en alegría, ésa que nos alienta a continuar.

Hoy, te invito a orar

– Por aquellos hermanos que están atravesando pruebas para que Dios envíe a sus ángeles para llenarlos de paz, ánimo y fuerzas.

– Por los que están peleando batallas para que puedan levantar su mirada y ver que no están solos porque el Señor pelea por ellos y les dará la victoria.

– Por los que debido a lo que están viviendo tienen una crisis de fe.

– Para que como hermanos podamos cuidarnos y alentarnos en la fe cuando estemos pasando por pruebas.

– Por los que aún no conocen al Señor para que nuestras vidas sean instrumentos para hablarles de Él y puedan sentir su amor compasivo y misericordioso.

Dios te ama para siempre.