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La Palabra de Dios

Antonella Trujillo

Generalmente nos referimos a la Biblia como la Palabra de Dios, pero muchas veces pasamos por alto su importancia. La Biblia es una perfecta narrativa mediante la cual Dios mismo eligió revelarse a nosotros; un relato fiel y verdadero acerca de la historia de Dios, la humanidad y su plan perfecto.

En el Antiguo Testamento, la expresión “así dice el Señor” era recurrente y estaba relacionada con la costumbre de los heraldos (mensajeros) de la antigüedad. Cuando escribían o anunciaban un decreto del rey, decían: “Así dice el Señor”. Eso era suficiente para que todos supieran que el siguiente mensaje era realmente la palabra inerrante e infalible de su rey. Por lo tanto, cuando tenemos la revelación y el conocimiento de que la Biblia es inspirada por Dios, tenemos la plena seguridad de que todo lo que leemos en ella, cada frase de los profetas, cada mandamiento o promesa, es la Palabra infalible de Dios. De principio a fin, la Escritura es la Palabra de Dios.

Por lo cual podemos afirmar que la Biblia es necesaria para el conocimiento de Jesús y del Evangelio.

“Ahora bien, ¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán si no hay quien les predique?” (Romanos 10:14).

En otras palabras, no es posible creer en Cristo sin haber oído hablar de Él y de Su historia. Por lo tanto, la Biblia es extremadamente necesaria, porque es a través de escuchar el mensaje expreso en ella, que se genera la fe que salva.

Esta es también la razón por la que los hombres piadosos se dedicaron a la educación, la alfabetización y la pedagogía, para que más personas conocieran el mensaje del Evangelio.

Gracias a ese trabajo, nosotros hoy en día tenemos el privilegio de poder acceder a La Palabra de Dios en un lenguaje que conocemos, por lo cual podemos tener comunión con el Padre, no solo mediante la oración, sino también mediante el estudio de su palabra en donde Dios mismo se nos revela.