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La herramienta

Adrián Román

Jesús nos dejó muchas enseñanzas y herramientas para nuestro paso por la tierra. Y aunque escuchar la palabra herramienta directamente nos lleva a pensar en un trabajo que mayormente es duro y desgasta el cuerpo, sobre todo si es una pala debajo del sol, esta es una que no lastima las manos y además podemos usarla en cualquier obra que realicemos. La primera vez que me presentaron con ella, me la ofrecieron como un Té… Té de rodillas, así de versátil es esta Herramienta…
Jesús la enseñó con el ejemplo, usándola en todo momento.

La podemos encontrar en Mateo 6:9-13
Ustedes deben orar así:
“Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre.
Venga tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan cotidiano.
Perdónanos nuestras ofensas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros ofensores.
Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del maligno”.
En estos 5 versículos, nos enseñó puntos claves que necesitamos para nuestro andar diario.
● Padre Nuestro estableciendo identidad y autoridad para vivir en comunidad.
● Santificar su nombre, con cada acción que realicemos, como hablar, enseñar, cocinar, limpiar, trabajar, vivir en Cristo para que su nombre sea santificado por todos.
● Que su reino se establezca en nuestras vidas, en la familia, en el trabajo, con los amigos, donde sea que nos movamos que su reino sea representado.
● Que se haga su voluntad y no la nuestra, que más perfecto y único que el deseo de un padre eterno que conoce lo que es mejor para sus hijos.
● Saber que él es nuestro proveedor, tanto material como de alimento espiritual; nuestro pan de vida, el único que sacia la sed de nuestra alma.
● Perdonar para ser perdonados, reconociendo que somos pecadores, y que día tras día él perdona nuestras ofensas. Cómo no extender ese perdón a nuestros hermanos.
● Que nos libre de la maldad, que siempre podamos aceptar su corrección, aun sin entenderla, cuando estemos camino a la tentación.
Esta oración, enseñada a sus discípulos es la herramienta perpetua que nos regaló Jesús, para que nos comuniquemos con nuestro Padre.