20 febrero, 2025 | Iglesia Nueva Vida ←Volver a Devocionales Invitar a la mesa Alan Romanenghi En lugar de eso, cuando hagas una fiesta, invita a los pobres, a los lisiados, a los cojos y a los ciegos.” (Lucas 14:13)Luego de decir eso, Jesús relató la historia de un rey que iba a dar una gran fiesta. A medida que comenzó a enviar las invitaciones, los invitados le respondieron con distintas excusas que no iban a poder asistir.Entonces el rey, mandó a buscar por la ciudad, y traer a su cena, a aquellos que fueran pobres, lisiados, ciegos y cojos. Termina diciendo que los primeros no iban a tener parte en su cena.O sea, había un rey que quería compartir una gran fiesta. No necesitaba retribuciones o algo a cambio, solamente invitados que respondieran y compartieran con él en la mesa.Del pasaje podemos leer que los que respondieron, fueron aquellos que reconocían su necesidad.En otra parte de la Biblia, leemos que Jesús dice que son los enfermos y no los sanos, los que necesitan un médico.Nosotros bien sabemos que no hay nadie que no necesite de Jesús.Todos pecamos y todos necesitamos de su perdón y sanidad. Sin embargo, hay una gran diferencia que recae en el reconocer esa necesidad.En la fiesta, hubo invitados que no reconocieron su necesidad de estar a la mesa del rey, mientras que hubo otros que sí, y ellos fueron los que disfrutaron de un gran manjar.En la iglesia, los domingos, estamos hablando mucho de la importancia del evangelismo. Reconocemos que Jesús se interesa por los pobres, lisiados, ciegos y cojos. Por aquellos que físicamente, pero también emocional como espiritualmente, lo necesitan. Que necesitan de su amor, de su perdón, de su sanidad y reconciliación. Que quizá necesitan de una familia, y alguien que, conociendo su carencia, los ame e invite a la fiesta.Oremos para que el mismo corazón de Jesús, que un día salió a buscarnos para invitarnos a su mesa, se haga carne en nosotros para hacer lo mismo.No vivir anestesiados, sino que el Señor nos guíe a reconocer a aquellos necesitados en nuestro alrededor, y nos dé la sabiduría y valentía para ir a buscarlos.Oremos para que el Señor abra los ojos de aquellos que están lejos, para responder a la invitación a la mesa que va a cambiar su eternidad para siempre.