11 abril, 2024 | Iglesia Nueva Vida ←Volver a Devocionales Esperanza en la oscuridad Noheli Alderete Gerhauser “Al día siguiente, la tempestad era todavía fuerte, así que comenzaron a arrojar al mar la carga del barco; y al tercer día, con sus propias manos, arrojaron también los aparejos del barco. Por muchos días no se dejaron ver ni el sol ni las estrellas, y con la gran tempestad que nos azotaba habíamos perdido ya toda esperanza de salvarnos”. (Hechos 27:18-20) Veamos ahora cómo responde Pablo: “Como habíamos pasado mucho tiempo sin comer, Pablo se levantó en medio de todos y dijo: Señores, hubiera sido mejor hacerme caso y no salir de Creta; así habríamos evitado estos daños y perjuicios. Ahora, sin embargo, no se desanimen, porque ninguno de ustedes morirá, aunque el barco sí va a perderse”. (Hechos 27:21-22) ¿Por qué pudo Pablo responder de esta manera? Pues nos sigue diciendo el texto que un ángel se apareció en medio de la tormenta: “Pues anoche se me apareció un ángel, enviado por el Dios a quien pertenezco y sirvo”. (vs 23) Mientras los demás estaban asustados y arrojando, Pablo mantuvo su conexión con Dios. ¿Es esta tu actitud en la tormenta? Podemos aprender mucho de Pablo en la tormenta. 1. No descuides tu vida y tu alimentación. En los momentos difíciles de nuestras vidas ocurren cambios que nos llevan a descuidarnos. 2. Desarrolla una actitud reflexiva: “Señores, hubiera sido mejor hacerme caso y no salir de Creta; así habríamos evitado estos daños y perjuicios”. No seas orgulloso y acepta los consejos de Dios. 3. Aumenta tu comunión con Dios: “Al decir esto, Pablo tomó en sus manos un pan y dio gracias a Dios delante de todos. Lo partió y comenzó a comer”. En medio de la tormenta, procura estar más cerca que nunca de Jesús. No dejes de participar en la comunión con los hermanos y con Cristo, no dejes de asistir a la Iglesia. Toda tormenta tiene una lección. Dios las permite porque siempre hay algo que aprender. Procura estar atento para que puedas reconocer la lección y pasar el examen. Pablo mantuvo su integridad, postura y conexión con Dios. Por hacerlo en medio de la tormenta recibió la visita de un ángel. No te desanimes. Esta temporada de vientos violentos no será para siempre. Mantén tus ojos en Dios y verás que al final “todo será como Dios ha dicho”. ¡Espera, cree y confía! Dios no te fallará, no importa cuán fuertes sean los vientos y cuán altas las olas. Créelo.