24 abril, 2025 | Iglesia Nueva Vida ←Volver a Devocionales El secreto está en el secreto Gisela Lelles Leemos en Daniel 2 que, ante la demanda de Nabucodonosor por un sueño que tuvo, Daniel buscó a sus amigos para orar (v.17-18) Cuando Dios respondió, revelando el sueño, Daniel, después de orar y alabar a Dios, volvió ante Nabucodonosor. (vs 20-24)Esto muestra cómo Daniel desarrolló su espíritu de sabiduría y humildad, confiando en Dios, porque lo conocía, lo amaba y creía que Él gobernaba.Daniel tenía los ojos fijos en quien gobierna desde el cielo. Él seguía orando 3 veces al día, aunque se lo hubiesen prohibido. No podríamos orar así, si no creemos que Dios es el verdadero determinante de lo que nos sucede. Nuestra vida de oración revela lo que realmente creemos.En Jeremías 17:5-8 leemos “Malditos son los que ponen su confianza en simples seres humanos, que se apoyan en la fuerza humana y apartan el corazón del Señor. Pero benditos son lo que confían en el Señor y han hecho que el Señor sea su esperanza y confianza.”El Señor nos desafía a entender que nunca se trató de nuestras condiciones, ni tampoco se trató del contexto en el cual vivimos; siempre se trató de encontrar a Dios en el lugar secreto. “El secreto está en el secreto.”Siempre se trató de que nuestras raíces permanezcan tocando el agua, siempre se trató de que nuestro corazón se rinda aun cuando no entendamos nada. Siempre se trató de que podamos confiar en el Señor, es decir descansar, entregar, rendir y comprender que Él sabe lo que hace.Así es como podemos disfrutar la bendición de Dios, así es como podemos experimentar la paz que sobrepasa el entendimiento. Porque entendimos que, el árbol que fue bendito, aún en tiempo de sequía, o en épocas desfavorables, lo fue porque sus raíces tocaban el agua. Así también nosotros debemos saber que nuestras raíces deben tocar el agua, que es el Espíritu Santo.En Salmo 27: 4 el salmista busca la presencia de Dios, es lo más apreciado en su vida.En el vs 8 dice: “Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, Señor».Dios mismo nos llama buscar su rostro. … ¿Cómo vamos a responder?¿Lo vamos a buscar? ¿Entendiendo que Dios está por sobre todo?Que ésta sea la perspectiva con la cual vivimos, actuamos, reaccionamos y oramos.