14 noviembre, 2024 | Iglesia Nueva Vida ←Volver a Devocionales Contentamiento Cecilia Castro Por mucho tiempo, muchos años, entendí este término como el conformarse con lo que me toca en la vida, como la capacidad de aceptación de la soberanía de Dios, entendiendo que todo lo que viene de él es bueno, agradable y perfecto. El tema es que la auto aceptación de esta verdad, no necesariamente me producía alegría o me llevaba a tener un corazón agradecido, quizás la palabra con la que podía asociar el contentamiento, el mío, era “resignación”. Sin embargo, mientras la resignación se define como la entrega voluntaria que uno hace de sí mismo, poniéndose en las manos y voluntad de Dios, en este caso, el contentamiento tiene que ver con tener alegría, con sentirse satisfecho. Y este sentir, va muy por encima de las circunstancias que nos toquen vivir. Otra cosa que quiero compartirles es lo que Filipenses 4:13 generaba en mí. Este pasaje, ultra conocido, proclamado y muchas veces dado como una `curita’ a quienes sufren: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”, me costaba muchísimo de recibir, hasta que pude entenderlo de otra manera, con su pretexto o contexto: “No que hable porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación. Sé vivir en pobreza, y sé vivir en prosperidad. En todo y por todo he aprendido el secreto tanto de estar saciado como de tener hambre, de tener abundancia como de sufrir necesidad” …Resulta que de esto se trata. No que puedo hacer todas las cosas, sino que, aunque en todo me vaya bien, o de golpe no… aunque tenga en abundancia, o de golpe me muera de hambre, puedo pasar todas estas cosas porque él me sostiene. Pero, además, puedo ser feliz en el hecho de que él sostiene mi espalda. Pablo arranca diciendo que nada nos saque el sueño, sino que dándole las gracias por lo que nos suceda, le dejemos nuestras peticiones a Dios. Y nos promete que haciendo esto experimentaremos paz, una paz abundante, pero también que él se ocupará de nuestros corazones y de nuestros pensamientos. Y va más allá, indicándonos cómo es que debemos pensar… Tenemos que enfocarnos en todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que se reconoce como una virtud, todo lo que es agradable y merece ser alabado. Aquí no hay lugar para lo malo, ¿verdad? Si pensamos de esta manera, y vivimos de acuerdo con lo que pensamos, Dios estará con nosotros y experimentaremos contentamiento. Alguien supo decir: El contentamiento es tranquilidad de espíritu. No se trata de resignación, sino de la confianza que viene de la fe, de ejercitar nuestra mente, de entrenarla a enfocarnos, a desechar, a creer y proclamar lo bueno, a deshacernos de lo que no lo es. Quizás a ustedes no les cueste esto, pero a mí sí. Por eso les abro mi corazón, y les pido que en esta noche se pongan a orar para que, si son como yo, puedan cambiar su mentalidad, pero… si no son como yo, y esto les sale de plexo, intercedan por los que aun tenemos como campo de batalla, la mente. Porque quiero contentarme, quiero ser más positiva, quiero ser feliz.